jueves, julio 23, 2009

Ojos amarillos

Los ojos llamaban, aun en la oscuridad;
aun sin verlos se percibía la fuerza de la mirada.

Ansiosos, hambrientos, sin piedad ni lástima,
tampoco crueles.
Con frialdad, a todo su sitio.

Una sonrisa que hacia más peligrosa la expresión se desplegó en el rostro:
hay buena comida, aun si requiera esfuerzo para ser atrapada.

Ah, sí, a cada cosa su sitio...
sin prisa, pero sin pausa: con firmeza.

Allá donde se han posado esos ojos
la tranquilidad del reposo espera
porque no se puede escapar de la dulce cacería,
porque la cacería es la vida,
la persecución, el salto, la caida, el golpe, el forcejeo, la sumisión o el escape, y el deleite de todo esto:
el acecho, con tantas expectativas
la persecución, con tantas emociones
y la eterna disyuntiva:
la captura, forcejeo, alimento dulce para el alma exuberante
o el escape, descanso, y vuelta al acecho.

Ah! Qué bien estar vivo y sentir
que se nació para ser libre
voraz
salvaje!

La sonrisa inquetante se acentúa,
no hay malicia en la mirada, aunque esto no la haga más inocente:
el instinto es cazar, sin importar el resultado;
esa mirada confiesa la confianza en la captura.

Parte del material es inspirado en la novela "The Eye of The World", de la serie "The Wheel of Time", por Robert Jordan. Nunca se me habría ocurrido que los lobos tienen los ojos amarillos, que es un tono muy similar al color de mis ojos. Por cierto, recomiendo la novela, me ha encantado.

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