jueves, enero 10, 2008

Un trozo de alma

Una vez más me he topado con la muerte.

No ha estado cerca de mí, mas ha sido imposible ignorarla.

Hoy me he dado cuenta que no hay finales felices del tipo "vivieron felices por siempre".
Lo mejor que se puede esperar de esta vida es "murió tal como vivió: sin remordimientos"

Y lo digo en singular, que se note. Uno vive solo, y muere solo. Y la soledad va en sentidos diferentes:

Uno vive solo, porque sólo uno tiene poder sobre sus acciones. La inercia no aplica con el ser humano, así como las leyes normales de la física no aplican con la luz. Nosotros nos movemos porque dentro estamos encendidos, y nos detenemos por lo mismo. La vida está en nosotros, y somos la vida. Es un círculo que no permite intrusiones ni empujones: siempre decidimos hacia dónde vamos.

Uno muere solo, porque no hay nadie que cruce la puerta con uno, así como nadie tomó sus decisiones. He aquí que en los valles de la muerte se anda solo, y se llega solo al destino final.

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Pero así como las cosas importantes dependen sólo de uno, uno puede permitirse prestar mayor atención a quien está alrededor, y puede decidir estar cerca de alguien en cuyo juicio confíe.

Todo en la vida es una decisión, y nosotros (los seres humanos) decidimos todo el tiempo. Por tanto, somos la vida.
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Ahora mismo estoy lleno de pesar, quizás de miedo. Aturdido por cosas que no han ocurrido, y que no ocurrirán de la manera en que las estoy viendo... ¿o acaso sí?

ya me llegará el momento de saber.

mientras...

te quiero cerca, porque confío en ti.

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