domingo, septiembre 16, 2007

Musica

Cuando canto solo, lo hago no por el simple placer de cantar, sino por el placer de hacer que las emociones fluyan.

Cuando canto con otra(s) persona(s), no lo hago sólo por el placer de que las emociones fluyan, sino también por el placer de escuchar cómo armonizan las almas.

Cuando toco guitarra, sin importar la situación, es para disfrutar la expresión de almas que no conozco y compusieron melodías que hacen vibrar mi alma o expresar mis propias emociones.

La guitarra me da una oportunidad que no lo hace el canto, pues me permite improvisar melodias que vayan acorde con lo que siento, pienso, temo, espero o lo que sea que me ocupe hasta ahora.

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