A veces tengo momentos de brillantez.
Una vez cada millón de oportunidades, soy un ser perfecto y comprensivo, amante y apasionado, calmado y eterno.
Una vez cada millón de oportunidades no me reconozco, y lo entiendo todo...
y soy yo, y no soy yo
y los sueños que tengo se confunden con la realidad que vivo
y eso está bien
porque esa es la verdad...
vivo un sueño,
porque sueño la vida.
Una vez, después de la millonésima oportunidad, me doy cuenta de que soy un insensato, de que no soy sabio. De que lo único que sucedió fue una ilusión.
Luego del ensueño, me doy cuenta que muero una vida, porque vivo una muerte.
Y todo está mal, porque nunca comprendí...
pero todo está bien, porque todo es verdad.
Y todo es mentira.
No existo más allá del pensamiento que pueda tener quien pase al momento...
No vivo más allá del acuerdo de la gente,
del pacto inquebrantado
de la verdad absoluta.
Sí, justo la primera vez después de ser perfecto
recuerdo que la imperfección es mi estigma
mi arma
mi definición...
y ya después de tanto infringir las leyes del rebaño,
después de haber negado todo lo que aprendí...
finjo que todo es un juego,
y que la vida, de cuya existencia dudo
sigue.
domingo, agosto 19, 2007
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